miércoles, 4 de diciembre de 2013

El invierno runner

Lo trae la época. Días fríos y, en ocasiones y para rematar, húmedos, a pesar de que estos últimos no se prodiguen en exceso en Madrid, lo que, para nuestras castigadas articulaciones implica una mayor sensación de esfuerzo. 
 
A los que, como yo, les falta protección capilar, les toca salir hasta con gorrito. Y piensas...joer, con veinte años menos no me hacían falta todas estas zarandajas. En fin. Te pones los trastos, y hala, a triscar. Y no entras en calor hasta llevar media hora corriendo. Habrá que alargar el calentamiento, pues.
 
Ya han desaparecido todos los corredores de temporada, y sólo te encuentras con tipos a los que de verdad les gusta esto de darle a la pata. A todos los conoces, por lo menos de vista, y echas de menos a los que no ves un día. Sí, somos muchos menos, pero constantes. Y cómo corren, los muy...
 
Tiene sus compensaciones. Correr con frío es preferible a correr con calor, y, ahora que las terrazas no son una opción, hay menos posibilidades de deserción. Vienen las fiestas, si, pero al ser familiares, es difícil no encontrar un hueco para salir a disfrutar del parque un rato. Máxime si tienes algún día de vacaciones, y no planeas desplazarte. Y ahora que se acaba el otoño, si corres fuera de las ciudades, tienes un precioso paisaje que disfrutar.
 
Cuando vuelves a casa notas todas las extremidades frías, como te recuerda la mujer después de ducharte. ¡Quita, quita, que estas "helao"!. ¿Y qué me contáis del niño?
 
-Papá, papá, ¿Has corrido mucho o poco? - Y tú, echando el bofe, le sonríes y dices
 
-Mucho, hijo, mucho.
 
¿Conclusión? sal, hombre. No me seas holgazán. Se supone que te gusta, ¿no?

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